miércoles, 2 de abril de 2014

Habib y David


David Romera:

Profesor de Yoga y Director de la Escuela de Yoga Sanamantra. Acupuntor por la Fundación Europea de Medicina Tradicional China por la Escuela MTC de Valencia.

David, Habib y varios amigos en las vacaciones yóguicas de agosto 2012.

Han pasado sólo seis años desde que nuestros caminos se cruzaron en esta vida y desde entonces su presencia permanece en mi corazón, en mis pensamientos, tatuada en mi alma.

Nos encontramos entonces porque tenía que ser así. Recuerdo perfectamente cómo se puso en mis manos sin apenas conocerme. En un encuentro de yoga se había dañado el gemelo izquierdo y me ofrecí a ayudarle haciéndole acupuntura en aquella cabaña de madera. Sin conocerme de nada confió plenamente y se dejó hacer. Mientras, hablaba de una manera muy sencilla, muy cercana, muy natural, tan natural que me pareció extraña, cálida y familiar. Sus palabras y su sentir parecían brotar directamente desde su corazón pero al mismo tiempo parecían surgir desde el mío propio que sentía abierto en canal.

Al día siguiente me lo encontré de frente dando un paseo por la montaña, entre árboles, muy temprano en la mañana, poco después de amanecer. Venía hacia mí caminando con las manos cogidas en la espalda y con paso tranquilo, disfrutando del frescor de la mañana. Sólo con verle mi corazón se agitó como si hubiera visto a Geni, mi compañera del alma, mi Amor, y desde entonces hasta ahora cuando lo veo, cuando lo escucho, cuando siento su presencia más allá de su cuerpo, la misma sensación recorre mi ser…

Desde aquel momento y hasta hoy mismo, Habib me ha ayudado y me ayuda incondicionalmente en todo momento, con mi familia, con la escuela de yoga, conmigo mismo, me ha mostrado, me ha guiado, me ha puesto en mi sitio, me ha inspirado, y me ha enseñado y me sigue enseñando lo que es la senda del yoga, este camino de honestidad, de responsabilidad, de libertad, de serenidad y amor que se vive y se pone en práctica las 24 horas del día cada día del año, que me ayuda a vivir plenamente, a ser auténtico, que me integra en la vida cotidiana, en las relaciones con los demás y conmigo mismo, este divino camino que me está llevando del miedo a vivir al amor por la vida.

Habib es Amor, es Vida, y la Vida en si misma es él, es mi maestro, es mi amigo, pero sobre todo es mi hermano, es el centro del círculo. Siento un Amor precioso y divino por su ser más allá de las palabras, de las acciones, de los pensamientos y de las emociones, un Amor que lo inunda todo y lo puede todo al mismo tiempo, más allá de distancias y tiempos irreales, un Amor sereno y atento al mismo tiempo…

Ahora deseo profundamente acompañarte, Habib, mientras sigues compartiendo tu sentir durante este largo camino de vuelta que estás recorriendo ya, paso a paso, con todas esas cargas que padeces a todos los niveles y que producen ese cansancio intenso, brutal y profundo que estás soportando con toda la confianza y la fe que tu corazón en carne viva y tu alma desgarrada es capaz de emitir.

Agradecido en mi corazón,


David